lunes, 8 de julio de 2013

TALLER 1

NUEVAS EXPERIENCIAS EDUCATIVAS
María Poveda. Maestra de Educación Especial.
Centro Ocupacional “El Molinet”

Estamos trabajando proyectos de innovación entre nuestro Centro Sociolaboral “El Molinet” y el Colegio Público “MAESTRO RICARDO LEAL”  de Monóvar que nuestros compañeros detallarán en los Talleres de nuevas experiencias.
Esta manera de trabajar es posible gracias a muchos años de experiencia y al compromiso de la dirección con los profesionales del Centro, las familias y los chicos.
Pero lo más importante es que estamos convencidos que dentro del seguimiento de un programa de base podemos inventar, respetando los intereses de los chicos para no caer en el desánimo, pues la vida te hace querer correr y conseguir las cosas ¡Ya! ¡en este momento!. Y tenemos que saber comprender que cada sujeto tiene su tiempo y en la sociedad en que vivimos esto no es fácil de asumir y de ponerlo en práctica.


NUEVAS EXPERIENCIAS EDUCATIVAS
María Poveda. Maestra de Educación Especial.
Centro Ocupacional “El Molinet”

A  raíz de empezar a preparar estas jornadas, de reunirnos los profesionales y ver la película sobre EDUCACION PROHIBIDA, de comentar la importancia de este encuentro e intercambio de experiencias entre personas comprometidas en la investigación de los problemas actuales en la educación. Antes de llegar aquí, a estas jornadas nos ha resultado muy interesante y enriquecedor, pues nos ha servido para debatir temas, intercambiar ideas poner en conocimiento nuestro trabajo, que aunque lo conocemos es importante hablar de nuestras dificultades, experiencias y logros que experimentamos con los alumnos, por lo tanto de entrada decir que la preparación al encuentro ya ha sido significativa y provechosa.
Bueno, ante algunas pinceladas que hemos sustraído del  visionado de esta película como:
                -¡la búsqueda del mejor aprendizaje!
                -¡El sistema es el que falla!
                -¡Espacios de aburrimiento!
                -¡Ustedes son los chicos y a callar!
                -¡No está educado aquel que no aprende a leer y a escribir! Etc. Etc.
Escuchando todo esto nos damos cuenta que en nuestro hacer, en nuestro sistema o en nuestra metodología sí que trabajamos  respetando las particularidades de los chicos, si que nos tomamos un tiempo para escuchar sus intereses, para saber que quieren hacer, para celebrar un acontecimiento en el aula con los compañeros, para tomarnos un refresco con ellos fuera del aula.
Ellos, los chicos, saben que nos pueden contar aquello que les preocupa en casa con la familia ó con los amigos.
Existen espacios de escucha tanto con los psicólogos como con los educadores.
Se trabajan intervenciones tanto en el centro como en el exterior.
En nuestra manera de trabajar se le da cabida e importancia a la pintura, a la música, a la cocina, a la informática, al teatro, a la educación física, a los conocimientos básicos, a la jardinería, la encuadernación, la cerámica, el reciclaje, las actividades grupales, a la creatividad; como he dicho antes respetando las particularidades de cada uno y comprendiendo  que cada sujeto es único é irrepetible.
Deciros que nosotros hemos apostado por esta manera de trabajar y que tenemos a nuestro favor que no estamos sujetos a una serie de cumplimientos burocráticos tan estrictos como están  las escuelas e institutos ordinarios, y que la ratio de nuestros grupos de trabajo es bastante  más reducida comparada con las escuelas.
Pero a pesar de estas ventajas tengo que deciros que esta filosofía de trabajo no es fácil para el profesional.
Estamos trabajando proyectos de innovación entre nuestro Centro Sociolaboral “El Molinet” y el Colegio Público “MAESTRO RICARDO LEAL”  de Monóvar que nuestros compañeros detallarán en los Talleres de nuevas experiencias.
Esta manera de trabajar es posible gracias a muchos años de experiencia y al compromiso de la dirección con los profesionales del Centro, las familias y los chicos.
Pero lo más importante es que estamos convencidos que dentro del seguimiento de un programa de base podemos inventar, respetando los intereses de los chicos para no caer en el desánimo, pues la vida te hace querer correr y conseguir las cosas ¡Ya! ¡en este momento!. Y tenemos que saber comprender que cada sujeto tiene su tiempo y en la sociedad en que vivimos esto no es fácil de asumir y de ponerlo en práctica.
Nosotros como trabajadores estamos contentos con nuestro proceder, pero tengo que ser sincera, y decir que a veces también tenemos nuestras dudas y eso es lo que nos hace seguir progresando.
Os voy a contar una pequeña anécdota: cuando llevaba varios años trabajando en el Centro, el director (Roque) nos regaló un bonito detalle a los educadores y psicólogos, un estuche con un bolígrafo y una pluma, y dentro una nota que decía:
                “Felicidades por el modo en que inventas y sostienes cada día tu trabajo en el Molinet. La tarea que compartimos y nuestras diferencias son algo a valorar más allá de las dificultades y de los años”
Y conforme han pasado los años he ido comprendiendo el significado de estas palabras.
Después de introducir a groso modo nuestra manera de trabajar y de interactuar entre nosotros con las familias y con los chicos quiero hablar de la importancia de los educadores.
LOS  EDUCADORES
Algunos de nosotros nos implicamos mucho en el trabajo, obteniendo satisfacciones y desengaños; otros se escudan en el cumplimiento estricto de sus obligaciones. De una u otra manera ningún educador quedamos a salvo de los efectos subjetivos que nuestro trabajo provoca.
La tarea educativa en el ámbito de la Educación Especial incluye muchos aspectos que en la Educación Ordinaria se dan por supuestos o reciben una atención mucho menor: los hábitos de higiene, de vestirse, de comer, control de la atención, la sexualidad etc.
Los procesos en el aprendizaje ponen a prueba el narcisismo del educador, pues son por lo general, lentos y costosos, a  menudo interrumpidos por periodos en que aparecen que ya se ha llegado al límite de las posibilidades.
Lo imposible de educar es más sensible en el ámbito de la Educación Especial. El grado de proximidad  con los alumnos es intenso. Por ello, l amanera como cada educador / a aborda su trabajo, desempeña un papel muy importante.
Otro aspecto muy importante en nuestro trabajo es el ENTUSIASMO o INERCIA.
El entusiasmo por esperar y luchar por los cambios, o el pesimismo sobre lo que se puede esperar de los alumnos, es el reflejo de la propia actitud conservadora.
Para salir de este sopor se requiere una actitud abierta, más preocupada en sus intereses y la labor de equipo; establecer espacios en la institución donde se puedan plantear problemas, discutir los casos, supervisar confrontar opiniones, evaluar intervenciones…en definitiva, tomar cierta distancia con respecto a la relación cotidiana y dar entrada a una elaboración de saber única vía para mantener vivo el entusiasmo por el trabajo.
Otro punto importante:  LA AUTORIDAD, RAZÓN O SABER
Algunos chicos tienes la facultad de sacar de sus casillas al profesor y se llega a situaciones difíciles, la relación educativa corre peligro de verse desplazada por una especie de rivalidad  personal: “vamos a ver quién puede más, tú o yo.”
A veces esta figura del profesor feroz viene precedida por otra aparentemente opuesta: la del padre bueno que no manda las cosas porque sí, que explica las razones: el padre ideal.
Efectivamente hay sujetos que responden bien a este estilo de intervención; el motivo de esta obediencia es el amor más que las razones. Pero no todos los sujetos ni siempre responden como se espera a esta llamada. El fallo no está en los chicos, ni en el educador, sino en las ilusiones depositadas en el padre ideal; el nuevo padre como el antiguo sólo puede decepcionar, porque la bondad de la razones se construye sobre la ignorancia del deseo. Cuando me coloco como padre ideal, genero alumnos también ideales y el resto deviene problemático.
Debe haber algún otro apoyo más firme para la autoridad, pero cada cual tiene que ganársela. ¿Cómo?, la autoridad no se impone, se recibe. Querer imponer la autoridad con la escusa de tener razón es una manera de malbaratarla; la autoridad se obtiene y ejerce con el saber, no con lazón.
Ejemplo; Cleo, una adolescente que viene a un centro especial, pide a su educador que la ayude a rellenar unos papeles para solicitar trabajo; el educador estaba ya un poco cansado, pues había invertido infructuosamente mucho tiempo y esfuerzos con ella; consiente a regañadientes,  y la chica nada más salir por la puerta tira la hoja que había rellenado.  El educador arguye toda clase de explicaciones sobre la irresponsabilidad de la chica, las pocas ganas de trabajar, etc. Pero se escapa lo más importante: que esa chica lo quería a él, que los papeles eran una excusa para obtener, por medio de la atención una prueba reciproca de amor.
Podemos descifrar así el mensaje que le devuelve en el acto de tirar el papel: “ No es eso que te pedía lo que yo quería”. El educador intuía lo que pasaba pero cerraba los ojos, no quería verlo, quizás porque ignoraba que escuchar al otro no significaba complacerlo.
Entre los saberes que otorgan autoridad hay uno fundamental: saber decir que NO. Si somos capaces de decir claramente no cuando corresponda, nuestro Sí tendrá mayor peso también.
Decir No supone un renuncia por parte del educador; implica conocer y aceptar nuestras limitaciones; por eso tiene un valor formativo y acrecienta la autoridad.
Hemos de tener en cuenta que, por distintas razones, hay sujetos atendidos en centros especiales inmunes a intervenciones de inspiración paternal sea por carencia de esta función, sea porque la sumisión a la autoridad viene cortocircuitada  por formas imaginarias de goce. Por todo ello el investimento  paterno del  educador no puede ser la única referencia disponible para conducir el trabajo pedagógico.
En el trabajo de los educadores debe existir una implicación personal y una profesionalización. Estos estilos de implicación en el trabajo son distintas soluciones al problema de cómo abordar la relación entre los chicos y los educadores.
La implicación personal alguna lógica la sostiene, puesto que la encontramos constituyendo sistemas pedagógicos más o menos articulados. En cuanto a la profesionalización, la creciente expansión del discurso científico  ha ido trasformando las instituciones caritativas en centros organizados según principios técnicos. Encontramos cada vez más personal cualificado que desarrolla su trabajo. Pero aún queda mucho camino por recorrer.
En cualquier caso, la profesionalización no es una panacea tampoco, porque por muy técnica que sea la intervención, no es posible ni (conveniente) eliminar la subjetividad del maestro.
¿Por qué habría de hacerlo?. El psicoanálisis nos enseña a desconfiar de los ideales y preguntarnos más bien por el deseo del educador, auténtico motor del acto educativo.


   

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